Sin duda, los últimos meses nos han llevado a situaciones límites y generado intensos momentos de estrés. La tensión que éste provoca genera un desequilibrio general en nuestro organismo que se manifiesta en algunas alteraciones físicas como jaquecas, gastritis, contracturas musculares e incluso problemas en la salud bucodental.
Enfermedades periodontales
El estrés se considera como un indicador de riesgo para el desarrollo de enfermedades periodontales. Desde modificaciones del comportamiento hasta bruxismo, pueden aparecer cuando un paciente se encuentra bajo una situación de estrés.
Los cambios de ánimo y hábitos, llevan a desatender, por ejemplo, la higiene bucal y la dieta, con las consecuencias respectivas: proliferación de bacterias, caries y gingivitis, entre otras.
Las defensas del organismo también se alteran y producen problemas en la mucosa bucal lo que conlleva a la aparición de aftas, úlceras, herpes o vesículas.
Otra manifestación bucodental del estrés es el bruxismo. La tensión hace que se ejerza presión sobre la mandíbula provocando el desgaste de los dientes y daños en los músculos responsables del movimiento de los maxilares.
Una cuestión biológica
Existen teorías que sugieren la existencia de una relación biológica directa entre el estrés y la salud bucodental. Investigaciones norteamericanas al respecto, señalan que cuando el cuerpo está bajo estrés segrega grandes cantidades de la hormona cortisol y que cuando esta hormona rodea las encías puede estimular la inflamación y, por lo tanto, promover la periodontitis.
Según lo anterior, el tratamiento de la enfermedad periodontal debería ir a la par de terapias u otras técnicas de control del estrés para conseguir resultados exitosos.